LA PREPARACIÓN DEL SUBSTRATO Y DEL CONTENEDOR
Es más recomendable plantar las orquídeas en macetas de plástico, porque las raíces tienden a engancharse a las paredes de la maceta. En una maceta dura y resistente, no tendremos otra opción que romperla para trasplantarla, con el consiguiente riesgo de estropear las raíces. En una maceta de plástico, basta con triturar el exterior de la maceta para despegar las raíces.
Cuando vayamos a trasplantar una planta, debemos previamente escoger el tipo de substrato que vamos a utilizar. Diferentes materiales son apropiados para tal acción: cortezas de pino, bolas de arcilla, sphagnum, pedazos de poliestireno, cortezas o fibras de coco, arena de río, carbón de leña, etc. Esta lista no es exhaustiva, pero excepto en ciertos casos particulares, las plantas compradas para jardinería se cultivan muy bien con una mezcla estándar constituida como sigue:
El 60 % de corteza de pino, (la granulometría de las cortezas será proporcional al corte de las raíces de la planta. Para Cymbidium o Phalaenopsis, por ejemplo, utilizaremos cortezas de 15 a 20 mm. Para otros géneros de raíces más finas, tomaremos cortezas de 10 a 15 mm.), el 20 % de bolas de arcilla y el 20 % de pedazos de poliestireno.
A esta mezcla, podemos también añadir algunos pedazos de carbón de leña. Para las plantas que necesitan una tasa de humedad de compuesto un poco más elevado, podemos incorporar un poco de sphagnum al substrato. O en su defecto, pedazos de espuma de poliuretano cortados en cubos de 10 mm.
Cuando esta mezcla esté constituida, debes humidificarla sumergiéndola unas horas en agua dulce. Durante este tiempo, podrás escoger la maceta en la que vas a trasplantar la orquídea. Esta será del mismo tamaño o de un tamaño justo superior a la de la maceta actual. Recupera y deja escurrir el substrato. Si éste cae sin estar pegado en la palma de su mano después de haber cogido un puñado, puedes comenzar la operación de trasplante. Si no, deja la mezcla escurrir un poco más.
EL TRASPLANTE Y LA PREPARACIÓN DE LA PLANTA
Despegar delicadamente las raíces de la vasija, y extraer la planta y el substrato. Evacúa el antiguo abono compuesto, que no deberá ser reutilizado. Antes de emprender el trasplante, debes limpiar la planta de todos los restos del antiguo abono compuesto y quitarle todas las raíces viejas secas o huecas. Para esto, obra con una herramienta previamente pasada por alcohol. Si tienes que reutilizar la misma vasija, límpiala también cuidadosamente y desinféctala.
Debes aprovechar también este instante para quitar los bulbos traseros huecos que podrían, a la larga, convertirse en focos de infección. Un bulbo deshojado pero todavía firme debemos dejarlo en el sitio, ya que constituye una reserva para la planta. Llegados a este punto, ahora puedes proceder al trasplante.