La familia de las Orchidaceaes es una familia muy grande. Comprende más de 17.000 especies repartidas en 850 géneros. Son plantas herbáceas ampliamente difundidas, aunque la mayoría de especies las encontramos en regiones tropicales. La clasificación filogenética sitúa actualmente a esta familia en la orden de las Asparagales.
El nombre Orquídea proviene del griego «orchis» que significa «testículo», en referencia a la forma de los pseudobulbos de ciertas orquídeas terrestres de las regiones templadas. El número de especies botánicas de esta familia se estima entre 18.000 y 30.000 (sin contar los cerca de 60.000 híbridos hortícolas creados desde el funcionamiento de métodos eficaces de cultivo). Estas cifras demuestran que es una de las familias más importantes de flores, habiendo colonizado prácticamente todos los medios (aparte de lado los desiertos).
El crecimiento de las orquídeas es simpodial (los rizomas emiten retoños en varias direcciones). Muchas orquídeas tropicales son epifitas, adaptadas a la sombra reinante en los bosques tropicales. Éstas presentan tallos espesados en su base en pseudobulbos, con raíces que a menudo presentan un velamen (velo de raicillas capaz de captar la humidad atmosférica).
Epifitas o terrestres, las orquídeas se adaptan a medios difíciles, en los que muy a menudo, la simbiosis con setas les permite sobrevivir. Esta especificidad les permite colonizar medios relativamente poco ocupados por otras especies. Plantas de polinización entomófila, una gran parte de ellas muestran relaciones de estrecha dependencia con insectos polinizadores específicos observando incluso estrategias de cebos visuales, olfativos e incluso sexuales. Estas relaciones especializadas las convierten en especies particularmente amenazadas en caso de perturbaciones brutales de sus condiciones medioambientales.