Iluminación
Para obtener una luminosidad suficiente, las plantas deben estar colocadas cerca de las ventanas o ventanales. La orientación sur es preferible en las exposiciones, a las orientaciones este u oeste. Los rayos directos del sol no deben alcanzar las hojas sin que una tela transparente o una cortina permita protegerlas. De todas formas, cuatro horas de sol al día bastarán para obtener una buena vegetación.
Humedad
En los apartamentos, a causa de la estabilidad de la temperatura y de que la luz no es demasiado intensa, una humedad relativa del 50 % es suficiente para la mayoría de las orquídeas. Para mantener un humedad satisfactoria, las macetas pueden estar puestas sobre bandejas herméticas cubiertas con grava o arcilla extendida, de un espesor de, aproximadamente, un centímetro. Es igualmente posible utilizar un pequeño pulverizador para humidificar el follaje y las raíces aéreas. Hay que, no obstante, evitar que las pulverizaciones sean demasiado fuertes o demasiado numerosas.
Riego
Es imposible dar reglas muy precisas para el riego de las orquídeas, pero es quizás el punto más importante para conseguir un correcto crecimiento de nuestras orquídeas. Hay que ser capaz de determinar las necesidades de agua de la planta examinando, por ejemplo, regularmente el abono compuesto que debe estar con una humedad ligera, sin exceso.
Temperatura
Cultivado en las casas, tendremos que ocuparnos de cultivar orquídeas que no necesiten de noches frías para desarrollarse (como las orquídeas que viven en alta altitud). En invierno, hay que procurar que las plantas colocadas cerca de las ventanas no sufran de temperaturas demasiado bajas. Piensa en alejarlas de las ventanas si el aislamiento no es el adecuado. Cortinas espesas también ayudarán a protegerlas del frío. Pero, en cualquier caso, las hojas nunca deben estar en contacto con los cristales fríos.
En primavera/verano, las hojas colocadas detrás de las ventanas pueden al contrario padecer por el sol o estar expuestas a temperaturas demasiado elevadas. Las partes más expuestas nunca deberían sobrepasar los 35°C (atención a esto, ya que no van a parecer calientes al tacto) .El exceso de insolación conllevará un amarilleo de las hojas, mientras que las partes expuestas a temperaturas demasiado fuertes pueden incluso hacerse totalmente negras por quemadura.